martes, marzo 26, 2013

EL JARDIN EXTRAÑO : PLANTAS, SUEÑOS Y PESADILLAS

Un pedazo vivo de Oxapampa en mi jardín. Un tiempo después del mí exploración en Oxapampa y de mi excursión interior filoanalítica, las plantas colectadas salieron de sus cuidados intensivos, algunas murieron pero otras ya están en la ruta de la vida otra vez. Como solo recogí plantas que estuvieran caídas o desahuciadas, el saldo es siempre positivo.

La pared con más sol, todo bajo el policarbonato que crea humedad y cierto efecto invernadero

Un rayo de luz en el patio, ese exceso de energía explica porque hay vida y no nada, porque hay orden en vez de desorden en la biología, en un universo cada vez mas entrópico.

El encanto de los minúsculos helechos epifitos, el amor del ser humano por las planta deben haberse originado en el paleolítico cuando se creó la agricultura por el Homo sapiens idaltu (especie genial que extinguimos), la evolución debe haber insertado en mi este gusto por ver a las plantas prosperar. Siempre la maquinaria evolutiva con un fin que no soy yo detrás de aquello que creemos que hacemos libremente

Una de las más consentidas, en Oxapampa me impresionaron sobremanera los helechos gigantes de más de 3 metros de alto, un sueño capturarlos, no basta la contemplación, hay que poseer, anhelo inofensivo aquí pero que en las sociedades ha llevado a esa sangrienta historia universal, demasiado larga y profunda para poder decir que el hombre es bueno. En un recodo del camino, un muñón de rizoma se asomaba, después de muchos cuidados y documentación ese rizoma seco germino y se ha convertido en este retoño de casi un metro, anunciado su futura acromegalia.

Las lluvias hacen caer bromelias, condenándolas y esa lluvia, que la noche anterior me había asustado al caminar a solas por la selva, puso en mi camino esta enorme bromelia y sus enclosetadas flores, que nunca se atreven a ver el sol.

Dos epifitas

Agradecida orquídea Anguloa, la encontré caída en el suelo resignada al infame reciclado natural, que conserva materia y energía pero que desdeña vida y consciencia. Ahora crece, como toda planta ignorante de lo que la rodea y de sí misma.

Un minúsculo culantrillo llego de polizonte y acá desplego su protagonismo y encanto.

Una brómelia de Tarapoto, viajo 3 días por bus y un año después broto estos hijuelos.

Una fantasía venida del carbonífero, de mi infancia y de esa enciclopedia con dinosaurios y plantas primitivas. Ahora en el patio: un helecho arborescente.
En Oxapampa también halle aparte de esos sueños infantiles de naturalista, una antigua pesadilla, creo que eh logrado aprender a enfrentarla mejor, estas plantas, extraviadas y perdidas como yo en aquella pesadilla me recordaran siempre con su vida, que hay un modo de escapar y de despertar.